Camino de Santiago
El camino de las estrellas
Inicio
Es un hecho: si estamos preparando la aventura de llegar a Santiago de Compostela siguiendo una de las peregrinaciones más populares e históricas del mundo, una de las rutas que más nos puede ofrecer es el Camino Portugués.Contando con dos variantes –el del interior y el de la costa–, son muchos los peregrinos que deciden partir desde Oporto –pudiéndolo hacer también desde Lisboa– y afrontar un peregrinaje que obedece a muy distintos motivos.En el caso de decantarnos por la ruta costera, nos esperan unos 280 kilómetros repartidos, de manera orientativa, en 13 etapas, mientras que el de interior supone 240 kilómetros en 11 etapas. En ambos casos, el esfuerzo se verá recompensado con bellos paisajes, gentes amables, pequeñas poblaciones con tradiciones ancestrales y mucho más.Rutas alternativasSegún los registros oficiales, nada menos que 446.035 peregrinos llegaron a la meta de la Plaza del Obradoiro en 2023. Si no la comparamos con nada, puede ser una cifra que no nos diga tanto, pero teniendo en cuenta que en el año 1985 se emitieron tan sólo 1.245 Compostelas –el certificado, obtenido en Santiago, que confirma que un peregrino ha realizado al menos los últimos 100 kilómetros del Camino a pie– saltan las alarmas.Seguro que Teodomiro –el obispo de Iria Flavia que descubrió la tumba del Apóstol Santiago y fundador del Camino– nunca podría haber imaginado semejante éxito. Tampoco Alfonso II ‘el Casto’, el rey de Asturias que, en el siglo IX, se convertiría en el primer peregrino de la historia del Camino, fundando, sin saberlo, lo que hoy es el Camino Primitivo.El incremento de popularidad del Camino de Santiago es un arma de doble filo. Por un lado, supone una gran inyección económica para los propietarios de albergues, hostales, hoteles, restaurantes, tiendas y demás agentes que se alimentan del Camino. Sin embargo, la cruz del asunto es bastante obvia: la masificación.Una masificación que se ha notado, sobre todo, en la variante del Camino Francés. El 50% de los peregrinos eligieron esta ruta en 2023. Aunque hay zonas de la misma que no están tan concurridas, desde la población gallega de Sarria el gentío es considerable durante varios meses del año.Desde Sarria a Santiago hay unos 113 kilómetros, siendo la población perfecta para emprender una ruta de menos de una semana que nos lleve a conseguir la Compostela.En ese Camino Francés, el recogimiento, la espiritualidad y el viaje interior que para tanta gente representa esta peregrinación son factores que se han ido perdiendo sin remisión. Por ello, cada vez son más los peregrinos que buscan rutas alternativas. El segundo camino más transitado es el Portugués –sumando sus dos variantes–, seguido del Inglés, el Primitivo –quizá, el más duro desde el punto de vista físico– y el del Norte.Desde Oporto a Santiago por la costaEn ambos casos, comenzamos nuestro periplo en Oporto, esa ciudad que parece descender abruptamente desde las laderas de las colinas a las aguas del río Duero, como alguien sediento que soñara con un pequeño sorbo. Aunque quizá de vino, más que de agua. Famosas son las bodegas de vino de Oporto que se agolpan en Vila Nova de Gaia, como también lo son el grandioso puente de metal de Don Luis I y los bellos azulejos que adornan las fachadas de las decadentes casas de los barrios históricos de la ciudad.Siguiendo acantilados y volviendo nuestra mirada hacia playas de aspecto salvaje, llegaremos a lugares como Vila do Conde, con su acueducto de estilo renacentista y su espectacular convento de Santa Clara; o Viana do Castelo, antiguo puerto desde el que se enviaban los vinos portugueses a la Pérfida Albión y cuya riqueza comercial aún se ve reflejada en las iglesias y palacios que se asoman a las calles empedradas de su casco histórico.A punto de cruzar la frontera con España, llegamos a una localidad cuyo nombre nos llama la atención: Caminha. Es la antesala del cruce del río Miño y su humildad y tranquilidad pueden servirnos de bálsamo antes de emprender el tramo español de nuestra aventura.Tras tomar un ferry, arribamos a A Guarda, donde es imprescindible realizar un pequeño desvío para visitar el monte de Santa Trega. Allí encontramos uno de los castros celtas mejor conservados de Europa, además de unas impresionantes vistas de las turquesas aguas del estuario del río Miño y, ya más oscuras, las del océano Atlántico.En Baiona, su poderosa fortaleza medieval –hoy reconvertida en Parador– domina la bahía. Una bahía que posee el honor de ser el primer lugar al que llegó la noticia del descubrimiento de América.Seguiremos desentrañando la historia de la costa de Galicia y sus rías, paso a paso, gota de sudor a gota de sudor, cuando pasemos por las ciudades de Vigo y Pontevedra, encantadoras ambas, donde el buen marisco y los pescados frescos nos harán reponer energías con mayor éxito que la poción mágica del bardo galo Asurancetúrix.Caldas de Reis es nuestra penúltima parada, un lugar perfecto para descansar gracias a la Fuente de las Burgas, donde las aguas termales alcanzan los 40 grados Celsius. Meter los pies en ella es algo que alivia el cuerpo, mientras que el alma será reconfortada en la magnífica iglesia de Santa María de Caldas, un gran ejemplo del románico del siglo XII.Padrón, con sus famosos pimientos, es la última parada. Cuenta la leyenda que, a menos de dos kilómetros del centro, en el santuario de Santiaguiño do Monte, predicó el apóstol Santiago.Al apóstol lo veremos, al día siguiente y tras muchos abrazos y lágrimas de júbilo, en el interior de una de las catedrales más bellas del mundo.La belleza del interior rural de Portugal y EspañaEsta vida está repleta de elecciones. Al escoger el Camino Portugués del interior, dejamos atrás la posibilidad de disfrutar de las aguas del bravo océano Atlántico batiendo las paredes de dramáticos acantilados, pero ganamos el increíble premio de conocer las tradiciones rurales del campo del norte de Portugal y Galicia.El viaje comienza a lo largo de las calles adoquinadas, Patrimonio de la Humanidad, de Oporto, para dejar paso, poco después, a senderos sinuosos que conquistan suaves colinas.Las primeras jornadas discurren entre bosques serenos, especiados con el suave aroma a pinos y eucaliptos, y pequeños pueblos donde antiguas iglesias de piedra son testigos silenciosos de siglos de peregrinación. Cada paso va acompañado del suave crujido de la grava y la tierra compacta bajo los pies, un ritmo que se vuelve casi meditativo a medida que avanza el viaje.Una de las primeras paradas memorables es en Barcelos, donde el icónico gallo, símbolo de Portugal, saluda a los peregrinos. La ciudad, con su puente medieval y su vibrante mercado, es un festín para los sentidos y un lugar para reponer cuerpo y espíritu.La ruta continúa a través de valles salpicados de viñedos, donde el rico aroma de las uvas en fermentación deja entrever la herencia vitivinícola de la región. En Ponte de Lima, el pueblo más antiguo de Portugal, el puente romano, tendido sobre las aguas del río Lima, ofrece un momento de tranquila contemplación.Al cruzar hacia España, el paisaje cambia sutilmente y el camino serpentea entre bosques de castaños y robles. Tui marca la entrada oficial a Galicia, con su imponente catedral encaramada en una colina que domina la ciudad. El campo gallego es un mosaico de verde, con mañanas brumosas que envuelven las colinas con un halo de misterio.El camino se vuelve más empinado a medida que nos aproximamos a la histórica ciudad de Redondela, donde los peregrinos convergen en la plaza central, compartiendo historias y camaradería.A partir de aquí, los caminos de interior y costa unen sus trazados. Una sensación de anticipación nos invade cuando aparecen las agujas de la Catedral de Santiago de Compostela.
Enlaces relacionados
Regresar