Camino de Santiago
El camino de las estrellas
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El número de peregrinos que eligen el Camino Portugués tradicional y el de la Costa no deja de crecer. Antes de la pandemia, la suma de ambas rutas jacobeas representaba la mitad de los que movía el Camino Francés y ahora ya son dos tercios. La evolución es espectacular, hasta el punto de que, de seguir así, se puede producir un cambio histórico. «Si seguimos creciendo así, el Camino Portugués puede superar al Francés en el próximo año Xacobeo (2027)», destaca el presidente de la Asociación Amigos del Camino Portugués, Celestino Lores. Lleva más de treinta años luchando y soñando con esta ruta. Fue de los primeros en señalizar el camino, allá por los noventa, y ahora «está orgulloso» de su crecimiento. Ni en sus mejores sueños se había imaginada tal éxito. «Nuestra asociación comenzó a caminar y con el apoyo de las instituciones estamos creciendo a un ritmo que es una pasada», destaca. A este tendencia también ha ayudado la fuerte apuesta de los municipios portugueses por potenciar el Camino en su territorio.En lo que va de año (datos hasta el 10 de abril), por el Camino Portugués han pasado 8.288 peregrinos y por el Camino Portugués de la Costa lo han hecho 4.879. La suma da 13.167 compostelas frente a las 19.967 del Francés. En este bum tiene mucho que ver el espectacular incremento de la ruta costera, que este año está movimiento un 82 % más de caminante, a pesar de que Vigo siga sin señalizar la ruta.¿Cuál es la clave? «Las conexiones internacionales», indica Lores. El Camino Portugués cuenta con un gran aeropuerto como es el de Oporto, infraestructura de la que carece el Francés. Solo hay que ver las cifras. En lo que va de año han hecho el Camino más extranjeros que nacionales. «Somos el camino con más extranjeros. Tenemos mucho tirón con centroeuropeos, americanos, mexicanos o canadienses y casi todos ellos llegan por Oporto», explica e incide en que hace unos días, «por poner un ejemplo», estuvo con una canadiense «encantada con la experiencia del Camino Portugués», que para llegar a Galicia había viajado de Montreal a París y de la capital francesa a Oporto. Una vez allí, bajó hasta el centro de la ciudad y comenzó a andar a Santiago de Compostela.Otro de los atractivos del Camino, sobre todo del de la Costa, «es el mar». Lores cuenta que cuando habla con peregrinos que vienen de Centroeuropa o de lugares de interior se enamoran de nuestra costa y paisajes. También destacan que hay «pocas cuestas».«El tipo de peregrino también ha cambiado», explica Lores. Su internacionalización y su conexión con un aeropuerto internacional ha supuesto que «vengan muchos más peregrinos de alto poder adquisitivo con paquetes turísticos que les organizan todo», destaca. Sabe que este tipo de caminante «no es el que habían imaginado cuando empezaron a difundir el Camino Portugués, pero los tiempos cambian».Ahora, «como cambió el cuento», el miedo que tiene Lores es que el «Camino Portugués muera de éxito». Para evitarlo, «debemos seguir creciendo de una manera sostenible», indica.Los peregrinos que han hecho el Camino Francés «destacan del Portugués de no estar tan masificado», cuenta. También recuerda que «debemos seguir tratando a los peregrinos tan bien como hasta ahora» y lo resume con una frase «no le des a probar el vino bueno para luego venderle el malo».
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