Naturaleza en el Camino

Tomar el bordón
Bordones peregrinos

El Camino será largo, kilómetros que caminando tendrán otro sentido. ¿Cuántas veces has viajado por alguno de estos lugares? Es de suponer que alguna vez te habrás emocionado con el despertar de la primavera o con un atardecer; pero, ¿con la tierra resquebrajada durante kilómetros o los pretiles para salvar caminos enfangados? Tal vez ni siquiera habías reparado en ello. Si comienzas en Somport o si lo haces por Roncesvalles, a partir de Puente la Reina un único Camino te acercará a Compostela o a Finisterre según tus preferencias.

Todo el recorrido va por el norte peninsular. En los valles altos de Huesca y Navarra podrás disfrutar de clima suave, de tipo sub-alpino. Después por la Navarra media entrarás en una zona de transición oceánica mediterránea; a medida que te adentras en tierras castellanas y hasta Astorga estarás sometido al clima continental caluroso seco, si andas en verano y las sorpresas no lo remedian. Después el Bierzo y Galicia con su suavidad oceánica calmarán un poco el cansancio.

Guarda todo lo que veas en la memoria porque los prismáticos y las cámaras pesan si eres peregrino de a pie; además, cada lugar lo vivirás en función del cansancio, la sed o la luz que haya. Es evidente que el recorrido modelará tus sentimientos. Por ejemplo, la calzada de guijarros de Calzadilla de la Cueza en Palencia es interminable, te destrozará los pies pero si los pasas al amanecer tu vivencia será diferente. De todas formas, un mismo trayecto no será el mismo con el alma serena, el apoyo de otro peregrino o con la angustia de la sed; ni una tormenta en Galicia es igual si sirve para conocer la hospitalidad gallega o sólo para mojarte.

Prepárate para un viaje subjetivo pero muy real.

ETAPAS

Santa Cruz de la Seros
Iglesia románica de Santa María
Santa Cruz de la Seros

Si comienzas en Somport ten en cuenta que los refugios escasean y los kilómetros abundan. Todo lo demás es magistral. Las montañas son calizas, con laderas altas y escarpadas, pedrizas y pastos. Los bosques en las zonas altas son de pino negro y abetos que según desciendes son sustituidos por encinas y robles, con un sotobosque de gayubas y boj. Dueños de estas cimas, las aves.

El Camino sigue el curso del río Aragón, de curso rápido y aguas cristalinas que saltan sobre el lecho de cantos rodados a punto de sucumbir por el progreso. Son 70 Kms.

El pantano de Yesa domestica estas aguas pero desertiza el entorno. Montañas de arenisca calcinadas, de color gris amarillento sin brizna de vegetación y pueblos abandonados como >Escó; y Tiermas. Tú pasarás la misma sed de estas tierras, ni una fuente.

Acercándote a Leyre de nuevo la fuerza de lo agreste te envuelve, piedras románicas y farallones de roca, encinas y robles. Tiempo para la paz.

Despuás vendrá el cereal con las salvedades paisajísticas de la Foz del Lumbier con "el paso del diablo", puente hundido que salvaba el angosto tajo en el río y la Foz de Arbayun. Los coches y los campos de labor forman un mismo todo continuo.

Nos acercamosa a Puente la Reina donde el Camino Aragónes (Somport) y el Navarro (Roncesvalles) se hacen uno.

A destacar en el recorrido los conjuntos histórico-monumentales de Jaca y Sangüesa.

Santa María de Eunate
Santa María de Eunate

El Camino en Navarra penetra entre bosques de hayas en las zonas más altas y robles ligeramente sobre la cota de los 700 metros. Discurre entre umbrías y a unos 2 Kms. pasado el alto de Erro podrás disfrutar de una milenaria haya al borde del camino. El trazado sigue descendiendo entre boj, saúco, boneteros, agracejos, endrinos y helechos. Todos estos arbustos indican el retroceso del bosque y la aparición de los prados.

Al lado de los numerosos ríos de montaña se encuentran abedules, arces y alisos. Franqueada Pamplona empezará la cebada y el trigo.

No olvides al pasar el alto del Perdón mirar atrás, la vista es espléndida, tienes el valle de Cizur a un lado y el de Puente la Reina al otro. Impresión semejante tendrás al llegar a Estella. Avistaras Montejurra, monte sagrado para muchos navarros y a lo lejos las sierras de Andía, Urbasa y Aralar.

Tal vez sea Navarra la provincia más cuidada desde el punto de vista arquitectónico, destacan pueblos de estilo francés como Burguete y Espinal de casas blancas con adornos de madera verde, pueblos medievales como Cirauqui y Obanos, las casas de sillería de Urbiola o pueblos de caseríos como Larrasoaña o Linzoain.

Navarra se acerca a La Rioja por Los Arcos y Viana donde los viñedos y los espárragos se alternan con el cereal.

La Rioja
La Rioja - viñedos

Para el caminante tierras de cereal, es decir, tierras de pan y no de vino, porque los viñedos son escasos en la zona por la que discurre el Camino.

El peregrino sigue la gran depresión del Ebro que se extiende entre la sierra de Herrera y Peñacerrada al norte, a cuyo pie pasa el río Ebro, y la sierra de la Demanda al sur. El río Oja, que da nombre a la región, es una cuenca pedregosa caso todo el año porque su cabecera está regulada por el pantano de Mansilla y tú lo atravesarás a la salida de Santo Domingo de la Calzada por un puente que ya dio problemas al santo y a los peregrinos medievales.

Ríos destacables son el Najerilla en Nájera y el Ebro en Logroño que es el más caudaloso que atraviesa el peregrino en España. Sin embargo, lo que conforma la fisonomía riojana son sus canales que aprovechan y reconducen las aguas para convertir en un vergel estas tierras, calizas y areniscas bien labradas que son para nosotros lecho suave por el que poder andar.

A resaltar los albergues más naturales que han hecho durante siglos los labradores para guarecerse de las tormentas y que en una emergencia pueden servirte incluso para dormir. Además, están las cuevas excavadas en las paredes arcillosas de Nájera, habitáculos usados como vivienda hasta hace no mucho y que da origen a la leyenda de García I y la fundación de Santa María La Real en el siglo XI.

Zonas de pocos árboles y cultivos intensivos, encontramos algunos chopos aislados que servirán de descanso obligado y una preciosa morera en la ermita de la Trinidad saliendo de Viana. Las viñas aparecen en Navarrete y Azofra.

Castrojeriz
Castrojeriz

Entrando en Castilla comenzarán las llanuras que parecen no acabar nunca, la tierra del cereal, pero todavía no escasea el agua, así que el Camino será llevadero.

Existen algunos ríos pero como peregrino no vas a disfrutar mucho de ellos. Las fuentes son escasas en este tramo, por eso parecen un oasis dos de ellas, la primera, la fuente de Mojapán subiendo a los montes de Oca donde disfrutarás a la sombra de los robles; la segunda la del Piojo después de la interminable subida a la colina de Mostelares a la salida de Castrojeriz, colina en la que verás brillar una especie de cristales opacos que son placas de asbestos.

Al entrar en la provincia de Burgos atravesarás los montes de Oca. Son cuatro horas de caminata entre pinos y abetos de repoblación con un sotobosque de helechos, brezos y robles. La travesía se hace muy larga a partir de San Juan de Ortega, un remanso de piedra y luz, paz y acogida, tal vez con demasiados turistas.

En Burgos capital merece la pena detenerse. Conjunta el gótico con la sorpresa de 3 Kms. de parques y arbolados, es un reducto de sombra sobre el asfalto. Después vendrán carreteras y lomas hasta Tardajos, tierra yerma, pedregales, trigos ralos, barrancos de cascajo y jalbebe, una planicie interminable hasta Hontanas con su gran fuente tras la penuria del sol abrasador.

Destacar como curiosidad los tilos de las ruinas de San Antón a la entrada de Castrojeriz, la tocona del álamo negro en Atapuerca y el castaño de indias delante de la iglesia de Tosantos.

En cuanto a los pájaros de la zona señalar que en el mes de Agosto acercándote a Castrojeriz disfrutarás de las perdices que con su pollada se pasean torpemente por los sembrados.

Frómista
Iglesia de San Martín (Frómista)

Comienza en Itero de la Vega, el primer pueblo palentino, y finaliza en Sahagún ya en León, aunque orográficamente se prolonga en el Páramo.

Tierras castigadas por los rigores climáticos y redimidas allñi donde el agua de los canales llega. Planicies altas, con una altitud media de 900 metros, azotadas por sequías y vendavales.

Dentro de la Tierra de Campos podemos distinguir una zona comprendida entre el río Pisuerga, el canal de Castilla y el río Carrión, de otra formada por el vallejo del río Cueza y el río Cea, dominio esta última de desolación y abandono donde verás pastorear ovejas y cabras. Los pastores, recelosos como si lo diera la tierra, son los únicos que no han sido tentados por la emigración. Para vosotros se trata de interminables caminos pedregosos en los que tendrás que medir fuerzas.

En la zona entre ríos la agricultura se organiza en franjas como si del río Nilo se tratase, hasta donde alcanza el agua es verde, remolacha y patatas, a continuación amarillo, cereal. Parte del milagro se los deben al canal de Castilla, sueño de la modernidad que la Ilustración dejó en estas tierras. A lo largo del canal, acoros, cañizos, espadañas, lirios y centinobias.

Estas primeras tierras palentinas pertenecieron al reino leónes, pero pasaron a dominio castellano tras una batalla que quedó inmortalizada con la construcción del puente de Fitero.

Una vez pasado el Carrión y desde las ruinas de la abadía de Benevívere hasta Calzadilla de la Cueza se extiende un trazado de guijarros, el peor para los pies, empréndelo al amanecer, aún así te resultará muy duro.

Atravesarás antiguas cañadas reales para la trashumancia del ganado. Estás pasando por la España más profunda que diría Machado o Delibes, la volverás a encontrar en Galicia, sobre todo en Lugo, si el fenómeno del turismo en el Camino de Santiago no acaba por transformar de repente lo que no pudieron hacer los siglos. Es tierra del mejor románico: Carrión, Frómista, Sahagún. Como curiosidad, todos los pueblos tienen parejas de cigüeñas.

Crecen pocos árboles que se encuentran en las riberas de los ríos: saúcos, sacigatas, mimbreras, álamos, algún aliso... y mucho sol. Los mejores ejemplares son unos pinos piñoneros acondicionados como zona de descanso en Villarmenteros de Campos.

Hospital de Órbigo
Puente Honroso - Hospital de Órbigo

Continúa la dureza del Camino y las piedras. Existen dos rutas posibles. La primera es el llamado Camino Real Francés que pasa por el Burgo Ranero, la segunda la Calzada de los Peregrinos, va por Calzadilla de los Hermanillos. La primera opción es un poco más larga pero posee el firme de tierra. La segunda es algo más corta pero te encuentras de nuevo con los guijarros. Si caminas en primavera, por Calzadilla abundan las charcas con patos y si lo haces en verano, muchos juncos, hierbas altas y con gran sorpresa, miles de saltamontes, los árboles, en cambio, escasean.

Es una tierra arcillosa, apta para hacer adobes. Material éste hecho de barro, paja y grijo con el que se construyen las casas y los palomares.

Los mejores momentos del día son el amanecer y el ocaso mientras bandadas de pájaros revolotean.

MANSILLA DE LAS MULAS - ASTORGA

Tierra de grandes ríos que descienden perpendiculares desde las estribaciones de los Picos de Europa, regulados en su cabecera por embalses que han convertido lo que todavía era páramo en vergel. Hasta el milagro de los canales sólo eran fértiles las tierras del aluvión a las orillas de los ríos; ahora, nuevos cultivos enriquecen la zona: lentejas, judías, pimientos, remolacha y lúpulo.

Los ríos: Esla, en Mansilla; Porma, Torio, famoso por su queso; Orbigo con el mejor puente gótico de todo el Camino en Hospital y Tuerto en Astorga. Con ellos vuelven las grandes masas forestales; choperas y alamedas de álamos blancos, plateados o temblones, sauces, olmos y negrillos. Como curiosidad, la gran morera de San Justo de la Vega.

Destacan dos ciudades en este tramo, León y Astorga. En mi opinión, las únicas del Camino que se pueden recorrer monumentalmente sin dejar de sentirte peregrino.

ASTORGA - VILLAFRANCA DEL BIERZO

Desde Astorga a la Cruz de Ferro se extiende la Maragatería, a continuación el Bierzo hasta la entrada en Galicia, delante de la subida del Cebreiro. Dos comarcas naturales marcadamente separadas por la geografía, cultivos y tradiciones. Ambas separadas del progreso durante siglos, salvo sus capitales Astorga y Villafranca.

La Maragatería donde el terreno asciende suave y progresivamente es tierra muy seca, de cultivos ralos, aves rapaces, pastoreo escaso, mastines leoneses y tradición arriera en sus hombres. Escasea el arbolado, encontramos bosquecillos de encinas y robles junto a brezos multicolores y helechos al acercarnos a Rabanal del Camino. Sus casas son de sillería rosácea con portalones pintados de verde o azul.

No dejes de visitar Castrillo de los Polvazares.

El ascenso a la Cruz de Ferro es largo, afróntalo por la mañana, arriba te espera la tradición romana del dios Mercurio cristianizada.

Del otro lado, los valles descienden abruptamente diferenciándose el Bierzo alto hasta Riego de Ambrós con gran vegetación de castaños y jaras, de economía precaria y casas cubiertas de madera ennegrecida que empiezan a desaparecer; del Bierzo bajo, muy productivo, de viñedos y frutales. Ponferrada, Cacabelos y Villafranca son los puntos más destacados en esta zona. A continuación como antesala de Galicia, recorremos la ribera del río Válcarce por la dura nacional VI.

O Cebreiro
Palloza de O Cebreiro

Subir el Cebreiro es fatigoso, pero estamos entrando en Galicia y ésto nos quita un peso de encima. De aquí en adelante sobrará el agua, no nos torturarán los calores y el subir y bajar continuo de laderas es un ejercicio para el que estamos acostumbrados.

Galicia pertenece a la Iberia silícea donde predominan las formaciones eruptivas en particular el granito, y metamórficas (neiss, cuarcitas, pizarras metamórficas, mármoles). Su nivel de pluviosidad asegura eternos verdes y nieblas matutinas, aunque las últimas sequías y los fuegos provocados están cambiando esta fisonomía.

Desde el Cebreiro disfruta el panorama porque no habrá muchas posibilidades de espacios abiertos. Los horizontes en Galicia son estrechos, todo se gesta hacia dentro, también nos ocurrirá a nosotros como peregrinos. Al norte dejamos la sierra de los Ancares, al sur la del Caurel, hacia el oeste, líneas de montes que vamos a atravesar.

La agrupación humana de esta zona no son los pueblos, sino las aldeas; no pases de prisa, párate a hablar. Los campos de labor son diminutos como pañuelos, limitados con muros de piedra en alternancia vertical y horizontal similares a los irlandeses. Entre aldea y aldea las corredoiras, camino-cauce para el agua con helechos de mica brillante procedentes de la roca granítica y pretiles de piedra para salvar los arroyos.

Los árboles son numerosos, entre ellos los robles forman las llamadas carballeiras, los castaños milenarios -destacamos dos, el de Ramil y el adosado a un muro en As Pasantes, los tojos que sirven para cama de las vacas y la retama negra quemada en el invierno.

Robledal en Sarria
Robledal en Sarria

Los alrededores de Sarria parecen el territorio de las nieblas matutinas, lucha diaria por la luz. Cuando resplandezca el sol conseguirás secarte, y eso, si no cae una repentina e inoportuna tormenta. Haz caso de la mujer vestida de negro que a la puerta de la casa te avisa.

Las aldeas casi despobladas durante el invierno, en verano se llenan de coches cuyas matrículas delatan la fuerte emigración que sufre el pueblo gallego y su morriña por la vuelta.

Tierra de barros negros por el manganeso de los magmas y brillante por las micacitas; de charcos y cauces desbordados que hay que salvar saltando piedras; de profundo boscaje y escasa luz que va abriéndose en su marcha a Portomarín. Tierra de casas de cantería que desaparecen en la provincia de Coruña; de vacas pastando que estabularán a partir de Portomarín; de castañales y carballeiras, sustituidos por eucaliptus y pinos después de Arzúa.

Salir de Lugo, para bien o para mal, es entrar en el futuro. A medida que alcanzamos Portomarín aparecen los viñedos emparrados para huir de la humedad y favorecer la maduración. La parra se desparrama y cubre toda la posible altura dentro de la hacienda.

Dos grandes obras de ingeniería modifican el paisaje, una es el pantano de Beleisar para el río Miño, la otra, el trazado de la carretera de Santa Irene. Una demuestra el respeto por la tierra y la historia, a pesar de que el puente románico no pudo salvarse de las aguas; la otra ilustra cómo se hacen las cosas hoy y qué podemos esperar de la Administración en la defensa del Camino de Santiago.

De Arzúa a Santiago sólo encuentras eucaliptus, el Camino está totalmente modificado, pero ya no ves los daños hechos, ni oyes los aviones, estés llegando y es tan grande lo que sientes que puedes con todo.