Dejamos Fuenterroble por la carretera de Casafranca, y pronto recuperamos la calzada en línea recta hasta la Fuensanta, desde donde comienza la subida al Pico de la Dueña, la mayor altitud de la Vía de la Plata, coronado por una gran Cruz de Santiago, en cuya base los caminantes tallan en piedra la figura del peregrino. Es un lugar privilegiado para admirar los interminables campos de Castilla y León. Desde aquí, bajaremos hasta Calzadilla de Mendigos, donde quedan los restos de un eremitorio en cuya puerta hay dos miliarios incompletos. Y de allí a San Pedro de Rozados. Esta larga y dura etapa resultará reconfortante a la sombra de la iglesia parroquial dedicada a San Pedro. Consecuencia de su ubicación en la conservada dehesa salmantina, San Pedro de Rozados es el segundo municipio en números de ganaderías bravas de la provincia.