Desde la ermita de San Cristóbal, por un empinado sendero, subimos al puerto de los Castaños. No lejos del camino queda el monasterio del Palancar, el más pequeño del mundo, donde oró San pedro de Alcántara, patrón de la diócesis de Coria - Cáceres. Tras pocos kilómetros, encontramos la carretera de Holguera. A un kilómetro queda Grimaldo, con su desmochada torre que en tiempos sirvió de defensa fronteriza extremeña. Aquí, podrá encontrar el peregrino cama y comida, y dividir, para su comodidad, esta larga etapa. Siguiendo el camino, y tras los restos de la calzada romana, nos encontraremos con la carretera de Ríolobos, por la que caminaremos casi un kilómetro, para continuar después por pistas agrícolas y caminos de tierra hasta Galisteo, con su muralla de cantos rodados de hasta 3 metros de ancho y 11 de altura. Pos su singular callejero descubriremos la picuda torre del homenaje, la iglesia con campanario coronando la muralla almohade, y su ábside mudéjar; y todos los servicios necesarios para el peregrino.