Se cruza la Puerta del Camino, que sale a la Calle de los Depósitos; se pasa por la plaza del Marqués de Murrieta y la avenida del mismo nombre, para desembocar en la avenida de Burgos. Hay que abandonar ésta por la izquierda, a la altura de una estación de servicio y se prosigue por el polígono industrial. Hay que cruzar luego una carretera de circunvalación y seguir avanzando entre escombreras hasta el pantano de la Grajera, que se bordea por su costado derecho.

Desde aquí, se vuelve a subir hasta la carretera N-232, que viene avanzando con la misma dirección que el camino, por su derecha. Se cotinúa luego por la N-232, hasta su confluencia con la N-120, dirección Burgos, por la que hay que avanzar, en continuado descenso, hacia Navarrete, que se avista claramente enfrente.

Un kilómetro antes de esta localidad se sale de la carretera por la derecha, siguiendo un camino que, entre explotaciones agrícolas y ganaderas, llega hasta los pies de Navarrete, después de salvar por un puente, la autopista A-68 (Zaragoza-Bilbao), y dejando a un lado las ruinas del antiguo hospital de San Juan de Arce.

Se sale de Navarrete por la N-120 con dirección a Nájera. A la izquierda de la carretera queda el cementerio a cuyas tapias, como puerta de acceso, se ha trasladado la portada del antiguo hospital de San Juan de Arce. A los 5 km aproximadamente se deja la carretera por su izquierda, para tomar una pista de tierra roja que discurre entre viñedos.

Poco después se cruza la carretera de Ventosa, el pueblo se divisa a la izquierda sobre un promontorio, y se inicia una corta y suave ascensión hacia el alto de San Antón, que no se gana en su totalidad, avanzando a media ladera entre matorrales y algún arbusto. En el alto se distinguen todavía las ruinas del antiguo Convento de San Antón. Al borde mismo del camino se levanta una casa blanca, a partir de la cual se inicia un ligero descenso para tropezar pronto con un tramo muerto de la antigua carretera, y a continuación, con la N-120, que hay que cruzar, para continuar a su derecha, y al principio en paralelo a ella, por pista de tierra, entre viñedos y algunos almendros.

En este punto, entre el camino y la carretera, se eleva el teso conocido como Poyo de Roldán. A la misma altura se levanta, al borde del camino, una humilde choza de adobe, refugio de pastores. Hay que seguir avanzando hacia poniente para encontrar la carretera comarcal de Huércanos, que se ve a la derecha, a Alesón, que queda a la izquierda. Cruzada la carretera, se llega hasta una gravera de hormigón, que se puede atravesar o bordear por la derecha. Un poco más adelante, el camino llega hasta el lecho, habitualmente seco, del río Yalde, que hay que vadear a pie. A continuación, se franquea por un puente un canal de riego para las huertas y frutales de los alrededores de Nájera, por entre los cuales se acerca el camino a la ciudad.

Antes de entrar en ella, se cruza una carretera de circunvalación, entre unas naves industriales y un colegio.