Descripción de la Etapa
forma, también se le conocía en la Edad Media, aunque todavía en la vertiente leonesa.
Del antiguo conjunto de edificaciones destinadas a convento y hospital, se conserva en la actualidad la iglesia románica, del siglo XII, con tres naves y otros tanto ábsides, sin crucero. Las dos naves bajas, son de bóveda de arista, la alta, se cubre con bóveda de crucería estrellada, de comienzos del siglo XVI. Toda la estructura se sustenta sobre muy fuertes pilares, con gruesas columnas en los frentes.
En la puerta del lado contrario al altar, pueden verse unos modillones en los que de tosca manera se representan cabezas de oso y de toro, lo que puede haber dado lugar a la leyenda popular que narra la ayuda que prestó un oso uncido a un buey en el acarreo de los materiales necesarios para levantar la obra. El edificio fue objeto de distintas reformas en el siglo XVIII.
Del año 1103, data el documento más antiguo conocido relativo a la abadía, lo que nos indica que ya a finales del Siglo XI, había en Arbas una comunidad de canónigos regulares, dependientes del obispo ovetense y regidos por la Regla de San Agustín.
Siguiendo la costumbre que hacía de los establecimientos dedicados a la ayuda de los peregrinos, especialmente en los lugares montañosos y de gran dificultad, objeto del patrocinio de reyes y obispos. Recibió la abadía gran número de donaciones y privilegios, siendo la más importante la del monarca leonés Alfonso IX en el año 1216.
En la actualidad, no se cuenta en este lugar con ningún local destinado a albergue de peregrinos, y el establecimiento hostelero existente frente a la Colegiara, ha cesado en su actividad recientemente.
La habilitación de un lugar para este fin en el Parador Nacional de Pajares, situado en lo alto del puerto, al pie de la carretera, podría ser la solución que paliase esta carencia tan evidente en este tramo del Camino.
El peregrino dejará atrás la Colegiata por las praderías que suben, desviándose a la derecha de la carretera nacional, por un camino que se dirige, tras cruzar el arroyo Bovia, a coronar el puerto, situado tras la venta Casimiro y desde cuyo alto se puede contemplar el Macizo de Ubiña con cumbres que superan los 2.000 metros de altitud. Continuamos camino traspasando una portilla y atravesando el paraje de la Violina desde el que accedemos al Principado de Asturias dejando tras nosotros las hermosas tierras Leonesas. Iniciamos el descenso pasando bajo el cable del tendido eléctrico para alcanzar de nuevo la N-630, que cruzamos y continuamos por el camino que sale de frente donde, a unos 300 metros el peregrino tiene dos opciones:
a) Tomar una senda que sale a la izquierda y se dirige, en ascenso, a las vías del ferrocarril, cruzándolas por encima del túnel de la majá del Estudiante y que continúa recorriendo la cuerda del monte hasta alcanzar el Canto de los Muertos, punto en el que se inicia un descenso hasta tomar, a media ladera la GR-100 y continuar por ella, con el río Valgrande a nuestros pies, hasta encontrar una pista que nos llevará a la parroquia de San Miguel del Río.
Tras atravesar San Miguel del Río, seguimos por una carretera local hasta alcanzar una bifurcación a la que debemos mostrar especial atención ya que parte de la señalización indica que debemos continuar por la carretera de la derecha, pero ello nos llevaría a ascender hasta el pueblo de Villar de Pajares y continuar ascendiendo hasta alcanzar la N-630, discurriendo a partir de ahí junto a ella. Debemos tomar el desvío de la izquierda, cruzar el río Pajares, y tras un ligero repechón, alcanzar la aldea de Santa Marina y su ermita de Santa Marina Gloriosa junto a la fuente. Tras pasar un par de portillas y otra tercera de madera, tomamos un estrecho sendero que, cruzando los regueros del Fresno y el Grifea nos lleva hasta los Llanos de Somerón con su iglesia de Santiago, junto a la que monta guardia un enorme tejo; población famosa por sus arbeyos (guisantes). A la salida del pueblo nos unimos de nuevo al trazado de la GR-100 que discurre cercano a la carretera local, en descenso suave y prolongado hasta cruzar el río Pajares por el puente del Batán, justo antes de alcanzar Puente de los Fierros, nos desviamos para caminar ahora junto a la N-630, hasta coincidir antes de Fresnedo con el Camino que discurre por la otra opción procedente de Pajares.
b) Seguir el andadero paralelo a la N-630 que nos llevará a Pajares o continuar de frente, descendiendo y penetrando en un bosque de hayas y acebos, tras el cual aparece un claro por el que continuamos descendiendo hasta localizar una pista de tierra que seguimos a la derecha. Y tras 1,2 kms. la abandonamos, por la izquierda, para tomar otra pista que conduce directamente al pueblo, atravesando la aldea de La Campa, junto al cementerio. Pajares cuenta con albergue de peregrinos, situado junto a la iglesia, en la calle de Abajo.
Desde Pajares podemos seguir descendiendo por difícil e irregular camino de sube y baja por Flor de Acebo, la ermita de Ntra. Sra. de las Nieves, Romía, Navedo y La Muela, hasta Puente de los Fierros, en Fresnedo, ya en el fondo del valle o bien,
A partir de Casa de Tibigracias, en Pajares, tiene el peregrino otra opción, quizás más fácil de recorrer, ya que el recorrido es más uniforme y menos dificultoso: pasando junto a la fuente de la Pría y cruzando a la izquierda de la carretera, se inicia un fuerte descenso que nos lleva a la la ladera contraria, acercándose a los hayedos del bosque de Valgrande, los mismos que Alfonso IX alabaría en su "Libro de la Montería", diciendo de ellos que "Valgrande es muy real monte de oso en verano, et es uno de los grandes montes que ha en nuestro señorío". Alcanzamos San Miguel del Río, y continuamos, desde esta población, el mismo recorrido indicado en la opción anterior.
A la salida de Fresnedo podemos divisar, al fondo del valle, la sierra del Aramo y su cumbre del Gamoniteiro, de casi 1.800 metros de altitud. En este punto podemos continuar caminando junto a la carretera nacional hasta Campomanes, o tomar la GR-100 que se desvía por la izquierda, en una subida bastante pronunciada, donde abundan los repechos, pero que se ve claramente compensada por la belleza del recorrido; pasando junto a la ermita de San Miguel, en la aldea de Heros. Poco antes de Herías tomamos una pista que nos introduce en este hermoso pueblo, tras el cual debemos hacer un último esfuerzo de subida antes de iniciar el descenso hasta Campomanes, villa en la que se situaba uno de los portazgos que jalonaban la importante ruta comercial que unía el puerto marítimo de Avilés con la meseta, y de los que estaban exentos los peregrinos. La carta foral otorgada a la villa de Campomanes por el obispo y el cabildo ovetense en 1247, dan noticia de la existencia de una alberguería para peregrinos.
Sigue el camino por un camino fluvial que recorre el valle del río Lena, que tomamos cruzando por un puente desde el que se puede observar la confluencia de los ríos Pajares y Huerna, que forman el río Lena. Poco antes de llegar a la Pola de Lena, nos desviamos a mano derecha, cruzamos el río y la autovía y ascendemos por un camino empedrado hasta una pequeña montaña, sobre la que se encuentra la ermita prerrománica de Santa Cristina de Lena, Patrimonio de la Humanidad, levantada en la época de Ramiro I (estilo ramirense), es de planta rectangular, de dimensiones bastante reducidas, once por quince metros, tiene una sola nave con cuatro cuerpos salientes, uno en cada fachada. Su aspecto exterior, con numerosos contrafuertes, es más tosco que las iglesias del Naranco en Oviedo, que serían sus precedentes inmediatas y modelos. En el interior, el presbiterio está separado del resto de la nave por un iconostasis, con tres arcos, sobre columnas y celosías caladas, que contienen varios elementos visigóticos.
Descendemos por otro camino empedrado y podemos o bien atravesar de nuevo la autovía y el río Lena para volver a tomar el paseo fluvial, atravesar Vega del Ciego y entrar en Pola de Lena; o continuar, adentrándonos, tras pasar junto a la estación de La Corbetoira y las vías del tren, en el barrio de Perdiello donde existe un centro de interpretación sobre el prerrománico y siguiendo de frente hasta la altura del campo de fútbol de la Sociedad Deportiva Lenense, punto en el cual salvaremos el río para pasar a la otra orilla y entrar en Pola de Lena.
Es esta villa, la capital de un extenso concejo, al que otorga carta fundacional en el año 1266, Alfonso X. Cuenta en la actualidad con un estupendo Albergue de Peregrinos. Puesto bajo la advocación de San Martín, ha sido recientemente inaugurado. Situado en locales municipales, el Ayuntamiento ha suscrito un acuerdo con la Asociación Astur Leonesa, para que ésta lo gestione.