Comenzamos esta jornada asistiendo a la Misa de Infantes en la Santa Capilla de la Basílica del Pilar, para pedir a Nuestra Señora que nos siga acompañando en nuestro caminar y haga de nosotros instrumentos de amistad y hospitalidad hacia todos los que a nosotros acudan en petición de orientación o consejo. Después de la Misa, cruzaremos la Plaza del Pilar, en dirección al Mercado, prosiguiendo por la orilla del Ebro, y antes de llegar a la Plaza de Europa por unas escaleras bajaremos a la orilla del río, donde, siguiendo las flechas amarillas cerca del Puente de Santiago, nos dirigen por la ribera, pasando bajo el puente de la Almozara, tras el continuamos por la avenida de la Almozara que nos acerca a una enorme explanada donde se fijan los mercadillos y exposiciones y tras el cual tomaremos el Camino de Monzalbarba. Tras la siguiente vuelta del Ebro encontraremos el Parque Deportivo del Ebro, que rodearemos para dirigirnos al nudo de carreteras cercano, que atravesamos para entrar a caminar entre huertas y cañizares, llevando a nuestra derecha la caudalosa acequia del mismo nombre y salvando autopistas y carreteras, en siete kilómetros, aproximadamente, nos sitúa en las afueras de Monzalbarba, y concretamente en la bonita y bien cuidada ermita de Nuestra Señora de la Sagrada, Virgen muy venerada por todos los pueblos de la comarca. Monzalbarba está casi considerado como un barrio de Zaragoza, de su antigua iglesia parroquial sólo se conserva su fuerte torre mudéjar, del siglo XVI. Es una población pequeña que se cruza con facilidad continuando nuestro Camino entre acequias, aproximándonos a la autopista Vasco-Aragonesa, que cruzamos por un paso superior, tras el cual nos dirigimos a Utebo. Las calles y plazas de Utebo tienen su encanto y tipismo, pese a asentarse en la llanura. Las casas de la Callejuela son una buena prueba de ello, con edificios de estilo aragonés del siglo XVII. Pero sin duda, el monumento principal es su iglesia parroquial de Santa María, y en especial su torre mudéjar, declarada monumento nacional el 3 de junio de 1931. A Utebo entramos por la calle de Antonio Machado, pasamos junto a la parroquia de Nuestra Señora de la Asunción y, tras cruzar la Plaza de España y la Plaza de Castilla salimos por la Huerta Alta para continuar nuestro camino, cruzamos una carretera y continuamos de frente, acercándonos a las vías del ferrocarril, donde se encuentra el Polígono Industrial de la Jabonera, nosotros accedemos al Barrio Estación de Casetas, una vez en él, giramos a la derecha y cruzamos la autopista AP-68, girando a la izquierda en el siguiente cruce de caminos para llegar a Sobradiel, no sin antes pasar por su bonito parque, con fuentes, bancos, sombra, y barbacoas; buen lugar éste para dar buena cuenta de nuestro “bocata”, si es que aún existe. Sobradiel perteneció al Conde de Sobradiel hasta 1942, fecha en que fue adquirido por el Instituto Nacional de Colonización, que lo repartió entre los vecinos. La casa-palacio de los condes de Sobradiel es una obra barroca, de ladrillo, con tres volúmenes de planta rectangular que cierran un patio abierto. Su iglesia parroquial, dedicada a Santiago, es también una obra barroca del siglo XVIII, con una cripta (bajo el presbiterio), que funciona como panteón de la casa de Sobradiel. Sobradiel es un pueblo pequeño y pronto continuamos nuestro camino tomando como referencia la acequia de Utebo, a un kilómetro aproximadamente, la cruzamos por un pequeño puente y continuamos por una pista denominada Camino Prado Bajo que, tras cruzar la acequia del Riego de San Antonio nos lleva a Torres de Berrellén. Torres de Berrellén es una Villa situada, como las anteriores, en plena depresión del Ebro y en la orilla derecha del río Jalón. Sus principales monumentos, la casa-palacio de los duques de Villahermosa, barroco del siglo XVII y la iglesia parroquial de San Andrés, que tiene incoado expediente de declaración de Monumento Nacional. Al pueblo se entra por la calle de Cervantes que nos lleva hasta la iglesia de San Andrés, desde ella hasta la plaza del Puente Alto y salimos por la calle Garfilan Si se tienen tiempo y ganas, podemos visitar la ermita del Castellar, saliendo de Torres por la Avda. del Castellar, hasta encontrar una pista que entre campos de cultivo nos llevará a la orilla del Ebro, en 1’60 Km. de recorrido. Un pontón nos pasará a la otra orilla. Situados ya en la margen izquierda, seguiremos una pista, que se eleva como 110 m. sobre el escarpe y conduce al límite de la zona militar y a la ermita de Nuestra Señora del Castellar. Antes de llegar, a nuestra izquierda, un sendero conduce hasta las ruinas del famoso castillo del mismo nombre, cuya época se remonta al rey Sancho Ramírez (siglo XI). Alfonso I el Batallador lo utilizó como prisión de su esposa Doña Urraca de Castilla. Desde estas atalayas se contempla una hermosa vista panorámica del curso del río Ebro, de la desembocadura del Jalón y de las sierras del Sistema Ibérico Moncayo, Al-gairén, Vicort, La Muela, etc. Terminada la visita, hay que volver a Torres. Partimos, pues, de Torres. Tras un recorrido de unos tres kilómetros cruzamos el río Jalón, escaso de agua. Continuamos cerca de su cauce y dos kilómetros más adelante llegamos a la autopista AP-68, sin cruzarla continuamos junto a ella hasta llegar a la altura de una fábrica de ladrillos junto a ella un paso superior nos facilita el paso de la autopista y la entrada directa a Alagón. Alagón esta enclavada en las fértiles tierras de la ribera derecha del Ebro. Alabona la llamaron los romanos, quedando de aquella época restos de un puente y algunas torres. Como conjunto urbano de calidad, sobresale, en lo alto de la villa, la plaza del Castillo. La parroquia de San Pedro es una obra mudéjar de ladrillo del siglo XIV.
Poblaciones, Servicios y Albergues
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[ 10,580 ] Monzalbarba [ 779,130 Kms. a Santiago ]