Salimos de Alcazarén tomando como referencia el ábside, y la fuente que allí hay, de la iglesia de San Pedro. Seguimos las flechas que nos llevan a cruzar la carretera N-403, después dejaremos a nuestra derecha una fábrica de resinas y más tarde llegaremos a un depósito circular de agua, a ras del suelo, que también dejaremos a nuestra derecha. Mantendremos nuestro Camino sin desviarnos y llegaremos a la finca Brazuelas. En esta finca se encontraba hasta hace poco un interesante museo etnográfico. El río Eresma suena a nuestra izquierda y en unos 2,5 km saldremos a la carretera comarcal que une Matapozuelos con Mojados, tomamos a la izquierda, y sobre el puente de la carretera cruzamos por última vez el río Eresma, desde que salimos de Segovia, medio kilómetro más adelante tomamos el camino que sale en la segunda desviación por nuestra derecha. El Camino es amplio y bordea un pinar. En unos 2 km llegamos a la ermita de Siete Iglesias, único vestigio que señala el antiguo lugar del poblado del mismo nombre, ubicado sobre el espigón que forma la confluencia de los ríos Adaja y Eresma. Cruzamos el río Adaja por el llamado Puente de Piedra, de bajo perfil y rasante horizontal, con buena parte de sus arcos soterrados por la arena del río. Pasado el puente veremos a la izquierda unos chalés y una pista de cantos que lleva a ellos, nosotros tomamos el camino de arena blanca que, en la bifurcación, sale hacia la derecha. Al subir la cuesta nuestro camino apunta al extremo derecho de un pinar que se ve enfrente, en 2 km aparece a la derecha un camino que vadea el río Eresma, una vez pasado este pequeño pinar vemos Valdestillas, hacia donde marchamos contemplando a nuestra izquierda infinidad de pozos y la vía del antiguo ferrocarril, a cuya vera discurre el AVE Madrid-Valladolid. Siguiendo la calle principal de Valdestillas veremos un depósito de agua a cuyos pies hay una pequeña ermita, la del Cristo del Amparo, continuamos por esta calle principal de este larguísimo pueblo y llegaremos hasta la estación de ferrocarril. Cruzaremos el puente bajo las vías y acto seguido cruzamos el río Adaja sobre un puente cuyos arranques del arco y tajamares son de época romana. Seguimos las flechas que inmediatamente nos sacarán de la carretera para meternos por una calle sin asfaltar, a la derecha de esta y, en escasos metros nos indicarán un giro a la izquierda para recuperar nuestra andadura por los pinares y adentrarnos en el término municipal de Viana de Cega. Para marchar desde Valdestillas hacia Puente Duero, aunque veremos nuestras habituales flecas amarillas, hay que seguir paralelos a la carretera, primero por la derecha, luego por la izquierda, por un camino pedregoso o por el arcén, hasta subir al alto. Llaneamos un poco y al iniciar el descenso veremos Puente Duero, que recorremos a lo largo de su calle principal hasta llegar ante su puente medieval sobre el Duero. Cruzado el puente continuamos hacia Simancas, las flechas nos indicarán hacia la izquierda con lo que acompañaremos al Duero algunos cientos de metros más. Más adelante, el camino que llevamos nos irá separando del río y nos introducirá, de nuevo, en un pinar, el último, anvanzando seguiremos por una pista asfaltada que nos hará pasar por delante del restaurante El Bohío para, poco después, meternos por un camino dentro del pinar, hasta topar con la valla de unas instalaciones deportivas, aquí giramos a la derecha para salir a una carreterilla que nos lleva a la confluencia con la carretera que viene de Valladolid y nos deja enfilando el famoso puente medieval de Simancas, nada más cruzado el puente el camino inicia el ascenso a la hermosa ciudad que se protege en lo alto de un altozano y controla el paso del río. Las flechas nos llevan por las escaleras que se ven desde el puente, marginando la carretera y, siguiéndolas, acabaremos en la iglesia parroquial. Si elegimos bordear la iglsia por nuestra izquierda podremos llegar a la Plaza Mayor, eligiendo la derecha en su esquina, seguir los muros de la iglesia nos permitirá ver el claustro, pasar por el único hostal de la población y llega a la Plaza del Castillo-Archivo. Dejar Simancas atrás va a significar dejar el valle del Duero para empezar a adentrarnos en la comarca Los Montes Torozos, que atravesaremos de sur a norte hasta encontrarnos, poco antes de Medina de Ríoseco, con la Tierra de Campos. Es un paisaje típico de la Meseta, sin más, pero imaginemos cómo tuvo que ser cuando, no hace tanto tiempo, estuviera cubierto por tupidos bosques de encinas y robles. Tiene una altitud media de 800 m y, salvo los valles abiertos por arroyos y torrentes, apenas si se modifica el entorno. El homre con la labor agrícola provocó la deforestación de una capa de calizas apenas aprovechable desde un punto de vista agronómico. Los pueblos que vamos a ver están situados en lugares estratégicos para así facilitar su defensa, es decir, en los collados que dibujan los escasos cursos de agua. Las órdenes religiosas y militares no despreciaron la zona, como lo prueban los monasterios de Matallana y La Espina, a escasos kilómetros de Castromonte.
Poblaciones, Servicios y Albergues
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