Siempre hacia poniente, se deja La Robla por el paso elevado que cruza la N-630, en dirección a Llanos de Alba. Pronto aparecen, entre afloramientos de caliza gris, los característicos bosquetes de roble melojo tan propios de estas zonas, que anuncian la proximidad de las cumbres cantábricas.
Siempre en moderado ascenso se van dejando atrás pueblos sucesivos, Sorribos, con su casa blasonada, y Olleros, ambos de Alba, el territorio medieval al que estuvieron adscritos.
Y así se corona la collada que da paso al valle del río Luna; después, por una pista se baja hasta la localidad de Carrocera y a Santiago de las Villas, para continuar, siempre por un cómodo camino, hasta Otero de las Dueñas, cuyo nombre refiere el perdido monasterio cisterciense femenino de Santa María.
El final de la etapa, en La Magdalena, se encuentra apenas a 2,5 km. de distancia.