El camino abandona Boñar por el puente Viejo, situado junto al hospital de peregrinos. La etapa, que tiene dos variantes, se dirige en este caso a La Robla llaneando entre las vegas de algunos de los más reconocidos ríos trucheros de León: el Porma, el Curueño, el Torío y, al final de la jornada ya en La Robla, el Bernesga.
El camino ofrece magníficos paisajes, vetustas calzadas, algunas torres o castillos y recónditos pueblos de vistosos campanarios y casas solariegas. Aquí y allá se perciben las evidencias de la minería, pues su trazado discurre por una de las comarcas que, desde finales del siglo XIX, surtieron de carbón a la incipiente siderurgia vasca.
En La Robla el Camino Olvidado confluye con el Camino de San Salvador, la transitada ruta medieval que desde León, se dirigía a Oviedo para venerar las preciadas reliquias de la Cámara Santa de su catedral y luego continuar a Compostela.