Construido en los primeros momentos como resultado del deseo popular de fortificar Cádiz en 1808, y posteriormente por albañiles profesionales, se trata de un fuerte abaluartado que nunca se terminó de construir.
Sólo se terminaron tres baluartes; dos de estos baluartes formaban un frente principal, el de Santa MarÃa y San José, mientras que el tercero, el del Espigón o del Infante D. Carlos, que ahora separa las playas de La Victoria y de La Cortadura, constituÃa el flanco sur.
Las murallas y los baluartes fueron construidos en piedra ostionera, resistente y abundante en la zona.
ugó un papel defensivo y psicológico, ya que, en el hipotético caso de que San Fernando cayese en manos francesas, este fuerte impedÃa el acceso a la isla gaditana.
Sin embargo, puesto que las defensas isleñas aguantaron, sólo se construyó una parte del fuerte originalmente proyectado.
Los primeros trabajos comenzaron en verano de 1808, poco después de la derrota de la escuadra de Rosilly. Sin embargo, la complejidad de los trabajos, lo costoso de los mismos y el estancamiento de las fuerzas francesas a las puertas de la Isla de León hicieron que el proyecto original nunca llegase a culminarse.
En un primer momento el fuerte comenzó a construirse de forma espontánea, contando con la ayuda de voluntarios gaditanos, hombres y mujeres, que colaboraban asà con la defensa de la ciudad. Es un ejemplo más de la voluntad de resistencia que demostró la población gaditana, que convirtió la guerra en una causa particular de la localidad.